jueves, 14 de marzo de 2013

Principio de un después...



Me distraje unos segundos, alguien llamo a un breve recuerdo, una anécdota graciosa, una acción noble de un ser perfecto... nos sonreímos.

Me vuelven a la realidad unos ojos perdidos, buscando lo que lejos de la distracción anteriormente yo ya no había encontrado. Parecería ser que todos los presentes dibujábamos en el aire el mismo interrogante, con ojos perdidos, no en idéntico tiempo pero si, un idéntico interrogante, ese ir y volver con las mismas preguntas… ¿Realmente paso? ¿Realmente se fue?

En el transcurso de lo cotidiano todo parece tener una explicación y si no la tiene no nos preocupamos por buscarla, ya que ese día termina y el que sigue será muy semejante. Pero esta vez realmente esto paso y no hay explicación lógica, ni siquiera un acercamiento a la razón de como procesar esa quietud, esa ausencia. No hay respuestas, no hay culpables, no hay certezas; o bien la única certeza es la de un cielo precoz... que se lleva a los distintos.

Un corazón, puede entenderse como la metáfora de una ronda donde están todos los que constituyen parte de nuestra esencia, girando en circular, sonriendo en silencio. O bien cada uno de ellos un engranaje de un sistema, haciendo funcionar nuestros sentires. Si un participante no está, la ronda se quiebra. Si un engranaje falta, el sistema se rompe.
Atravesamos un presente de rondas quietas y sistemas fallando, donde el reloj interno de la persona que más amo en el mundo se quedo quieto y no tengo las herramientas para volver a hacerlo funcionar; donde el sentimiento que reina en mi es la impotencia de no poder devolverle aquello que era parte de su vida y ahora debe conformarse con que sea parte de su alma, donde se respira nostalgia y se sonríen recuerdos; donde todo lo que se diga no alcanza.

La vida es una breve ceremonia en la que, lamentablemente, estamos más ocupados intentando recibir aplausos, en vez de dar abrazos. Y es triste... porque lo que nos vamos a llevar de este mundo no va a ser el gozo de algún logro superficial, sino la satisfacción del amor que dimos desde lo más profundo. No hay que censurar al amor porque hace falta, no hay que condicionar al amor porque es lo único que queda cuando las manos están vacías de paz.
Idiotas si lo subestimamos... es nuestro ticket a la eternidad… es el regalo más grande que podemos dejarle a este mundo.

M.A.

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